Adaptación
de un cuento: “Caperucita Roja”
Érase una
vez… ¡Un cuento al revés!
Érase una
niña llamada Caperucita Roja, pero no como todos la conocemos: amable, dulce,
responsable… No, era irresponsable, rebelde, mentirosa…
Un día su madre la
mandó a la discoteca donde su abuela trabajaba de DJ, pinchadiscos; para
llevarle un Monster Energy, un Red Bull y unos Doritos. La abuela parecía una
joven más: llevaba tatuajes y piercing. Cuando llegó Caperucita a la discoteca,
la abuela molona, estaba triste; Caperucita le preguntó qué le pasaba tomándose
un Rockstar y la abuela le contestó:
-
Ya no soy tan famosa y
me han quitado el puesto dos niñas que pinchan los discos con los dedos de los
pies.
¡No es justo! Dijo la abuela llorando.
-
¡No pasa nada abuela!
Contestó Caperucita.
De repente entró por la
puerta un lobo que era exactamente igual que la abuela, en el sentido de que
llevaba tatuajes…
Entonces el lobo gritó:
-
Auuuuh ¿Tú eres la DJabu Milonga?
-
Sí. Contestó la abuela.
-
¿Te gustaría trabajar
conmigo en la disco Milán? Soy el lobo
de los tatuajes y también soy DJ.
-
Síííí. Contestó la
abuela.
A los dos días firmaron
el contrato, y la abuela debutó esa misma noche.
La madre de Caperucita
estaba triste porque no tenía pareja para ir a la discoteca Milán donde comenzó
a trabajar la abuela. Cuando fue a tomar café con las amigas, en el bar entró
un leñador muy guapo y su madre se enamoró de él y el también se enamoró de
ella. Fueron juntos a la disco y la abuela y el lobo dejaron que Caperucita
pinchara un rato. Cuando acabó la velada le dijo a su madre:
-
“Mami” voy a dejar los
estudios, voy a ser DJ.
-
Mamá “porfa”.
-
Síí, de acuerdo. Dijo
su madre.
Y al
final Caperucita empezó a trabajar y la abuela ahora está muy contenta de
trabajar con su nieta.
María García Gómez, alumna de 6º de Primaria.